La ciencia ha sido un pilar fundamental para el desarrollo de la humanidad.

Sin ciencia no hay aplicación tecnológica, y sin tecnología se avanza muy lentamente en la ciencia.
Todas las ciencias tienen aplicaciones prácticas inmediatas, incluso sin intermediación alguna. No hace falta mencionar lo que hacen la química, la biología o la geología por nosotros a diario. La física es el orden más inmediato, a ver cómo resuelves un sistema de producción y distribución eléctrica o una red de telecomunicaciones sin aplicarla directamente. Sin astronomía, no hay calendarios, ni navegación. Y las matemáticas que están detrás de todo, desde la cuenta del bar, la contabilidad de tu empresa, tu cuenta corriente o la fecha de tu cumpleaños.
El trabajo cotidiano de las ciencias básicas o fundamentales resulta invisible por completo para el conjunto de la sociedad, a menos que medie interés particular o se produzca un gran avance o descubrimiento que llegue a los medios de comunicación. Esto produce un efecto socio político y económico en el que las tecnologías son generalmente conocidas, aceptadas y apreciadas, mientras que las ciencias que hay detrás se ignoran y a veces incluso inspiran desconfianza.
La ciencia influye en el funcionamiento de la sociedad, y la sociedad aunque no se da cuenta influye en la ciencia.